sábado, 30 de junio de 2012

Donde los lobos se visten de ovejas y viceversa




Lo que más me asombra es cómo se puede predisponer a un  pueblo, a volver  a ser amordazado, ahorcado y asfixiado. La soga que ahorcó a este país durante tantos años y que por fin se la quitó hace poco, hoy parecería estar dispuesto, no a que se la pongan otra vez, sino a ponérsela él mismo. No hablo del DF que parece desaletargarse abriendo un poco lo ojos, aunque esto quizás no sea suficiente,  pues un enfermo que abre los ojos no puede levantarse si las demás partes siguen adormecidas; hablo de la impresión al interior de la república; ¡Hasta dponde podría llegar la manipulación mediática! Sería increíble el grado de hipnotismo que se puede lograr en las masas frágiles cuando se hacen incluso ligeras perturbaciones a los medios estadísticos y masivos de comunicación, sería el colmo de una telenovela traída al mundo real, una ilógica ilusión que va en contra de los fundamentos de una democracia no aparente sino genuina. Yo no #soy 132 ni me dejo seducir por discursos de demagogia, pero sí creo que una verdadera democracia, aunque seamos una república federal, se muestra en los momentos en que es permisible con naturalidad una alternancia entre derechas e izquierdas moderadas, cuando una de ellas no ha funcionado como se esperaba; por esto la lógica indica que lo que se esperaría este domingo es un triunfo de la izquierda moderada, pero parecería que no va a suceder esto y es que el comportamiento ilógico suele presentarse cuando aparece el miedo, la manipulación mediática, la corrupción de los medios estadísticos entre muchos  otros, la banalización de la cultura y el pensamiento crítico o cualquier combinación de estos.

Después de todo, en el mundo puede verse que ningún régimen moderado es malo para un país, siempre y cuándo no haya mucha corrupción: póngase a un país en un régimen de izquierda con mucha corrupción y degenerará en Venezuela, hágase lo mismo pero con menos corrupción y se tenderá a Brasil. Claro, el espectro de la política es muy amplio, no solo es unidimensional de izquierda y derecha sino que también tiene un arriba y un abajo, un “libertarismo” y estatismo si me permiten, además del centro, complicando por completo la categorización del régimen que prevalece en tal o cual nación, que es una combinación lineal de estos cinco vectores; dicho esto, incluso tienen matices de izquierda UK, Alemania, Francia, España, Holanda pero ninguno de estos tiene calificación en niveles de corrupción menor a 6.5, excepto España (6.1) en una escala de cero a diez, donde diez es no corrupto: a diferencia de Venezuela (2.0) Bolivia (2.8) Brazil (3.7) y México (3.1) esto según transparencia internacional al 2010. Pero esto es solo para ilustrar la idea de que en un país en desarrollo (no solo económico sino social y de identidad) a veces es necesario darle un poco más de valor a la igualdad que a la libertad (no debes soltar a perros que no han sido debidamente entrenados) es decir que sería más apropiado un periodo de régimen de izquierda moderada, para después, partiendo de aproximadamente iguales condiciones (cosa que nunca ha ocurrido desde la conquista española) permitir un poco de libertad no corrompida mediante un régimen de derecha moderada. Además debe aclararse que no es lo mismo un presidente de izquierda moderada que un régimen de izquierda moderada ya que en la constitución republicana de nuestro país, un presidente del ejecutivo de izquierda moderada no podría transformar a todo el país en un régimen de izquierda porque para eso el poder está dividido en ejecutivo, legislativo y judicial: se requieren al menos dos de ellos para lograr un cambio de régimen. Por lo tanto, se puede concluir que una condición necesaria para el bienestar de un país independientemente del régimen político, es el bajo nivel de corrupción. Así que no hay razón para temer a uno u otro régimen, siempre y cuando sea moderado… a lo que hay que temer es a la corrupción, que ya se nos ha hecho tan normal, que ya ni percibimos la magnitud del daño que provoca; entonces nuestro precario estado lo atribuimos a los malos gobiernos, al narcotráfico a la mediocridad del mexicano y entonces pensamos inconscientemente que la corrupción es consecuencia de esto, pero, no! La corrupción no es efecto, es causa, y esta causa viene desde la conquista de los españoles quienes, no solo enfermaron a los aztecas de viruela, sino que también, a los nuevos mexicanos, los formaron con bajos valores morales y de identidad, dejándolos confundidos, y es esta confusión de la que se aprovechan unos cuantos, hasta el grado de la perversión, para sus propios intereses.

                Por lo anterior, cuando los candidatos de centro y derecha no hacen énfasis repetidamente en disminuir los niveles de corrupción, es por que no es precisamente su prioridad atenderlos en fin…

Finalmente, ¿Por qué tanto temor infundado a la izquierda incluso moderada y a la democracia? ¿Por qué tanta inversión en lavado de cerebro para impedir que el país progrese, cuando se supone que esto debería beneficiar a todos?  La izquierda generalmente está sustentada por la democracia, por lo que el poder de decisión está en las mayorías (los pobres en este caso) no en las minorías (los ricos) así que a gran parte de estos últimos no les conviene que aquellos decidan sobre “sus” bienes. No habría usado comillas si es que estos bienes hubieran sido adquiridos lícitamente, pero es justo aquí donde surge el problema. No olvidemos que vivimos en una república, no en un régimen demócrata, y por definición en una república se protege a las minorías en el sentido de que lo que prevalece es la ley, no lo que digan las mayorías, y para esto estoy completamente de acuerdo, siempre y cuando el enriquecimiento que estas puedan tener, haya sido lícito. En pocas palabras y llevando al extremo la situación es la siguiente: imaginen tres lobos y una oveja en una mesa planeando que van a comer para la cena, obviamente la oveja representa las minorías y los lobos las mayorías; en un régimen republicano, por mera definición, los lobos no se comen a la oveja, pero en un régimen democrático, sí que se la comen, pues son tres votos contra uno, o dos si es que hay un lobo compasivo …¿qué es lo justo en esta situación? Claro que el régimen republicano… siempre y cuando la oveja se lo merezca, es decir, que no halla odio justificado hacia ella, que no sea una oveja corrompida. El problema en esta república, es que muchos de los que conforman a esta oveja, pervirtiendo los flujos de riqueza de la economía de mercado, se han enriquecido ilícitamente, con lo que se usaría para adquirir comida para los lobos, comida que les correspondía por derecho propio, al aceptar el régimen republicano, así que lo que le toca ahora a esta oveja, es pagar el precio que eso implica, y resulta que esta oveja tiene poder por ese enriquecimiento ilícito, y lo usa para convencer a los lobos, que por lo menos les ha de traer una liebre, cuando al final solo suele traer una que otra rata, para la que los lobos, muertos de hambre, no les queda de otra que comérsela, o exigir la democracia. Aun así se le ofrece a la oveja, un trato moderado, pero ni así está dispuesta a soltar lo que no le pertenece. Obvio la oveja no tiene por qué alimentar a estos lobos, pero tampoco debe robarles los medios para que estos casen por otro lado.



Hace tiempo hablaba justamente de los actos del mago Philadelphus Philadelphia en el cartel de Lichtenberg y todavía quiero pensar que este domingo no habrá indicios de que ocurrieron no solo el sexto, sino también el séptimo una vez más. Entonces dije que después de 12 años me pararía de nuevo frente a una urna, pero solo para anular mi voto… pero hoy he decidido que, aunque soy capitalista por naturaleza, estoy dispuesto a sacrificar un poco la libertad y apostaré por un régimen de izquierda moderada. Después de todo, no puede ser peor salvarme este domingo, de que en mi mente resuene una y otra vez ese gran cuento de A. Monterroso que ahora escribo en su totalidad: “Cuando se despertó, el dinosaurio todavía estaba allí.”

Referencias.


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