domingo, 23 de diciembre de 2012

A veces la gente no quiere escuchar la verdad



Llegar a la verdad requiere, por lo menos hasta cierto punto, del sacrificio de la mayoría, sino es que todos, los placeres materiales, mismos que para casi toda la humanidad, son su razón de vivir, sus ilusiones, sin darse cuenta de que hay más que la simple satisfacción material ni de que la vida sujeta a satisfacerlos ciegamente, es mera esclavitud. La mayor debilidad del ser humano es su satisfacción ciega del deseo y las grandes organizaciones utilizan esta debilidad para acumular poder bajo el principio de: satisfácete ciegamente, consume y desecha. Cuanto más débil sea el ser humano, más poderosas serán esas organizaciones y mayor será su esclavitud.

La mayor distancia en el mundo, tiene solo 14 pulgadas



Quien logre equilibrar esta balanza, tenga la certeza que alcanzará plenitud. El ser humano es un equilibrista inexperto; pero practicando con paciencia y sacrificio, acercándose a la pesa más ligera, entonces alejándose de la más pesada,eventualmente logrará el equilibrio, y podrá moverse en ella sin temor a caer: habrá aumentado entonces sus grados de libertad.

¿Para qué hacerlo?...creo que a este desequilibrio se debe el sufrimiento humano, como individuo y como sociedad; pero la pregunta obligada es ¿Cómo hacerlo?...pregunta difícil que mis limitadas capacidades solo me permiten   por ahora, responder con dos posibilidades: la vía del conocimiento exterior del mundo, y la del conocimiento interior de uno mismo. 

      La primera es dada por el conocimiento de la esencia de las cosas, misma que se obtiene mediante el desgarramiento del velo de maya hindú, la visualización de la idea platónica, el conocimiento a priori kantiano, la visualización de la voluntad de Schopenhauer. A este conocimiento se accede disminuyendo el deseo, cuya satisfacción tanto esclaviza al ser humano y cuya disminución requiere el sacrificio de muchos placeres, sino es que todos, para disminuir, no inhibir, la intensa satisfacción emocional, logrando entonces un control de emociones mediante la razón. Con esto se ha de lograr una grado más de libertad, que tiene como consecuencia la anulación de "la guía emocional ciega e inconsciente" emergiendo en el acto "la guía consciente emocional-racional" que permitiría la consecución del equilibrio de esta balanza. Puesto que esto permite el control de la necesidad del ser humano de satisfacer el deseo, en consecuencia disminuirá el sufrimiento y la sensación de bienestar aumentará ya no solo temporalmente, como cuando se satisface un deseo material que, una vez satisfecho se genera un momento de felicidad que se desvanece en poco tiempo al aparecer otro deseo cuya insatisfacción devuelve al ser al estado de sufrimiento previo, sino permanente y sostenidamente, es decir: plenitud (al menos hasta cierto punto.) 
      Esta vía del conocimiento por medio del sacrificio del deseo mediado por la razón, es decir, atenuación de las emociones, es conocida desde los vedas y fundamenta gran parte, si no toda, la filosofía oriental y gran parte de la filosofía occidental, sobre todo en la tradición platónica y el estoicismo de Lucius Annæus Séneca; vía también predicada por Jesucristo, pero que pocos le han puesto  mucha atención debido precisamente a la ceguera que causa la satisfacción no controlada de los deseos; misma que, sin la presencia de la razón, permite la armonía con la Naturaleza, por medio de la satisfacción de las emociones guiada por los instintos, es decir: los animales; pero cuando a la satisfacción no controlada de los deseos se agrega la capacidad racional, y esta se usa solo para satisfacerlos descontroladamente, el ser (humano) cae en un estado de precarización que lo pone por debajo de los animales, pues se muestra incapaz de armonizar con la Naturaleza.

      La segunda vía es dada por el conocimiento de la esencia de uno mismo. Ya decía Sócrates entre muchos otros sabios griegos: γνῶθι σεαυτόν  (nosce te ipsum ) es decir conócete a tí mismo. Frase escrita en el Pronaos del Templo de Apolo en Delfos. A este conocimiento se accede buscando, hallando y enfrentando los miedos escondidos en el subconsciente de uno mismo y generados en los primeros años de vida. Freud propone en su teoría psicoanalítica, que una manera de encontrarlos es por medio del habla, la repetición y la reelaboración ante un tercero.

      Posteriormente se profundizará un poco al respecto y llegaremos a la conclusión de que probablemente, seguir una u otra vía por sí solas,  no necesariamente resolverá el problema del equilibrio. Una tercera vía, que también contemple el pensamiento contemporáneo ha de ser propuesta. La importancia de lograr el equilibrio en el individuo es obvia y radica en el hecho de que de esto depende el bienestar del mundo.